El bandoneonista frances Olivier Manoury
Solange Bazely: En tanto que autodidacta, como sucedio tu inmersion en
el seno del mundo de los musicos argentinos?
Olivier Manoury: En la epoca en la cual inicie mi trabajo, no existian practicamente
bandoneonistas 'free lance' en Francia. Roberto Caldarella dirigia la ultima orquesta
permanente de tango en Paris, en el local de La Coupole. Cesar Stroscio trabajaba
unicamente con el Cuarteto Cedron, Juan José Mosalini no se habia aun instalado
en esta ciudad, a quien habia visto en una gira francesa acompañando a Susana
Rinaldi.
En un primer tiempo yo tocaba sin acompañamiento en el metro, luego en las
calles con un viejo violonista italiano que tenia mas de 70 años y una joven
contrabasista francesa.
Una mañana, el pintor uruguayo Bolivar me escucho en el mercado de Aligre
y me invito a almorzar en su casa. Lo segui y en su mesa conoci, ese mismo dia, entre
otros tantos amigos rioplatenses reunidos alrededor de un churrasco, a Juan José
Mosalini y a Horacio Ferrer. Fueron los primeros sudamericanos que conoci. Por un
primer contacto con el mundo del tango no me fue tan mal !
Ahi toque un poco el bandoneon y les cai como un meteorito. Me recibieron con mucho
afecto y curiosidad, como un extra-terrestre. En esa epoca, 1978-79, no habia bandoneonistas
jovenes, ni siquiera en Argentina. Era un instrumento en vias de desaparicion. Los
ultimos, los mas jovenes eran Mosalini, Medeiros, Walter Rios... y tenian diez años
mas que yo. Habian resistido al sentimiento de vergüenza, a los sarcasmos, al
hecho de parecer vetustos, a todo lo que la moda y el conflicto de generaciones vehiculaba
de prejuicios estupidos y crueles, que afecto al mundo del tango, como aqui afecto
al mundo del acordeon.
Estos artistas que conoci tenian un nivel artistico y tecnico extraordinario, orientados
hacia la fusion y la vanguardia. Yo les resultaba extraño, y mas aun pues
no conocia sino los viejos tangos de Gardel, Discepolo, Canaro o de la Guardia vieja,
que en Argentina no se tocaban mas.
Esa noche Mosalini toco solo. Yo no creia lo que escuchaba ! Senti en seguida que
un abismo nos separaba, y me di cuenta del camino que me quedaba por recorrer.
Tiempo despues encontre a dos guitarristas argentinos, Roberto Lopez y Daniel Lousteau
quienes acompañaban al cantor Nestor Gabetta en un local prestado a asociaciones
sudamericanas por el cura de la Iglesia Saint Eustache, donde yo tocaba de tanto
en tanto.
Ellos habian llegado para dar unos conciertos y no regresaron a Buenos Aires a causa
de la dictadura. Tocaban como yo, en el metro. Entonces nos juntamos, y me enseñaron
lo que es el verdadero tango, me dieron casettes de Pugliese, de Troilo, tocabamos
todos los dias en algun lado, a veces gratis, pero siempre habia: vinos y empanadas.
A veces llegabamos a acompañar a cantantos de paso.
Mas tarde, cuando Mosalini y Beytelmann dejaron de trabajar con Ernesto Rondo para
hacer su primer duo, que llego a continuarse en el mitico y extraordinario trio con
Patrice Caratini, nosotros tomamos el lugar vacante. Fueron mis primeros contratos
profesionales a inicios de los '80.
Ernesto tenia una muy bella voz y un buen fraseo tanguero. Se vestia con prendas
de gaucho de opereta, como las orquestas de tango de los años '30, como cuando
Gardel cantaba en Europa. Nosotros teniamos pelo largo y a Ernesto ese contraste
no le afectaba. El decia que asi estaba bien, pues era de moda. Cuando nos presentaba
les decia al publico: "ustedes creeran que son chicas pero no, son leones !"
Gracias a Ernesto, encontre a Edmundo Rivero, mi cantor preferido, y a los miembros
del Sexteto Mayor quienes me adoptaron inmediatamente y siguen siendo amigos intimos
hasta hoy.
En poco tiempo aprendi a hablar el español de Argentina, mas aun cuando era
el unico frances del grupo. En Buenos Aires nadie se daba cuenta que yo era frances,
y nunca sufri de no ser argentino ya que los tangueros me recibian con mucho afecto.
SB: Si bien nativo de Tulle, la capital del acorden, tu recorrido atiipico sorprende
y nos encanta, pero como has llegado a ocuparte en arregalr instrumentos?
OM: Yo fui luthier (de violines) durante casi 10 años y mientras aprendia
a tocar bandoneon, naturalmente restauraba mi bandoneon. Gracias a los consejos de
Armand Bramante, afinador de acordeones y de bandoneones en Drancy, aprendi tambien
a afinar. Habia una demanda de parte de bandoneonistas argentinos de paso, pues los
bandoneones sufrian mucho en el transporte por avion.
Los argentinos tocaban a menudo en un diapason muy alto (la=445) y no podian tocar
con los pianos, afinados mas bajos aqui (la=442) entonces habia que afinar los bandoneones.
Yo he tenido bandoneones de grandes solistas en mi taller, el de Astor incluido.
Entonces abandone los violines pues me faltaba el tiempo. Luego cuando comence a
tocar abandone tambien la reparacion. Y ahora solo afino el mio.
SB: Cuales fueron tus encuentros musicales en el ambiente del jazz que te llevaron
a esta gran capacidad de improvizacion?
OM: Sobretodo el hecho que yo aprendi a tocar de oido. Con Roberto y Daniel como
con Ciro Perez y los guitarristas del estilo criollo, no se utilizaban partituras,
se repetia directamente con el cantor armonizando de oido. Nos deteniamos para ponernos
de acuerdo sobre algunas sincopas o sobre algunas progresiones armonicas y memorizabamos
asi el repertorio.
Yo soy un muy mal lector y a pesar de saber escribir y orquestar debo trabajar las
partituras, incluso simples, antes de ir a repetir con los otros musicos o a grabar
en estudio.
Yo siempre frecuente el jazz, yo tocaba jazz al piano antes de tocar bandoneon, pero
mi primera experiencia profesional en el jazz sucedio en Italia con el cuarteto del
pianista Arrigo Cappelletti, y luego de una gira en el norte de Italia, grabamos
un Cd Transformations que salio en Silex, mi productor entonces y que quiza
fue el primer disco de jazz con un bandoneon.
SB: Luego de tu encuentro con Ernesto Rondo, podes contarnos tus años de complicidad
con el pianista uruguayo Enrique Pascual ?
OM: Mi encuentro con Enrique Pascual fue determinante, es el musico mas dotado que
jamas encontre, nada esta estudiado en el, toca naturalmente, sin reflexionar, sin
mirar el teclado, guaido por un oido extraordinario y un instinto musical inmediato.
El me abrio un universo armonico que ignoraba totalmente por entonces. Incapaz de
disciplina, no habia lugar en las formaciones de tango, donde habia que leer la musica,
repetir los matices para reproducirlos cada vez, identicamente. Pascual no se siente
bien sino que en la libertad.
Era una epoca muy libertaria, yo escuchaba Hendrix, el free jazz, esta libertad no
existia en el tango, pero Enrique la tenia en él mismo, habia vivido mucho
tiempo en Brasil y se habia impregnado de la alegria y de la desmesura que los brasileros
ponian en su musica. El tocaba y componia tambien candombe, que se acerca mas a la
musica brasilera que a la argentina.
Muy rapidamente entendi que el duo era la formula ideal para mi. Enrique tocaba como
yo, de oido e improvizaba todo el tiempo. Somos unos casos raros.
Eran en general los viejos guitarristas de tango (o los bandoneonistas de chamame)
quienes tocaban de oido. Los bandoneonistas y los pianistas aprenden el instrumento
con partituras y son por lo general buenos lectores.
Luego integre algunas formaciones de Jazz, en particular con el pianista italiano
Arrigo Cappelletti con quien hice giras durante varios años en Italia.
SB: cuales fueron tus influencias y tu aporte personal en la musica argentina ?
OM : Mis influencias, en el bandoneon, son en este orden: Troilo, Piazzolla y Federico.
El primero representa para mi la quintaescencia del bandoneon y del tango, los otros
dos me llegan mucho y me han influenciado bastante pero sus tecnicas son demasiado
para mi, digamos, yo no soy un virtuoso.
Mi pequeño aporte personal es el de haber introducido la improvizacion en
mis formaciones de tango. Mi primer grupo Tangonéon, funcionaba como
un cuarteto de jazz: tomabamos coros sobre temas de Piazzolla o de mis composiciones,
era cada vez distinto, eramos los unicos a hacer esto. No tuvimos mucho exito entonces,
cuando tocabamos en el Trottoirs de Buenos Aires por ejemplo, sentiamos que el publico
encontraba esto demasiado "jazzy", no nos vestiamos de negro, nuestra musica
no era 'bailable'.
Sospecho que ese trabajo habria interesado mas al publico de Buenos Aires que al
de Paris, que deseaba un tango que correspondiese a sus cliches, gomina y eso. En
general, los musicos argentinos se quedaban a escucharnos.
Luego de varios años, volvi a escuchar en lo de un amigo, el CD que habiamos
grabado en esa epoca, y pense que hoy tendriamos mas suerte, pero no se vuelve para
atras...
SB: Que te brindo la aventura del grupo Tempo di Tango ?
OM: Tempo di Tango esta compuesto por musicos clasicos, excepto yo. Un quatuor
de cuerdas, una pianista y una contrabasista.
Es antes que nada toda la orquestacion que me estimulo al inicio. En realidad, la
idea viene del gran violonista, recientemente fallecido, Jacques Prat. El enseñaba
musica de camara con mi mujer Edda Erlendsdóttir (la pianista de Tempo
di Tango) en el Conservatorio Nacional de Lyon. El amaba el tango, y un dia me
dijo: "si vos escribieses los arreglos para un ensemble de musica de camara
yo armo una seccion de cuerdas del infierno". Lo tome en serio y, durante un
verano, orquestré un repertorio que mezclaba tango clasico y tango contemporaneo,
el concierto y el baile. Luego Jacques se fue a Montpellier, pero el resto de la
formacion no cambio practicamente. Trabajamos como un ensemble de musica de camara,
es decir, sin jefe, tengo una seccion de cuerdas infernal con François Payet
y Florence Roussin, violines; Helga Gudmundsdottir, alto y Christophe Beau, violoncelo,
que dialoga con un trio, una especie de 'seccion ritmica' de tango compuesto de mi
bandoneon, de Isabelle d'Auzac con quien trabaje en mi grupo Tangoneon en
contrabajo, Edda Erlendsdóttir al piano.
SB: Vos trabajas tambien para el cine (la musica de Haut les coeurs), la TV,
para escenarios (teatro, danza con la Compañia de Béjart en su Che
Quijote y bandonéon) ?
OM: La escritura al servicio del escenario o de la pantalla nos saca de nuestros
cliches. Estamos obligados de ponernos en el lugar del realizador, tratar de entender
lo que el espera de la musica, su vision en general mas cercana de la del publico
que de los musicos, lo que es siempre muy instructivo.
A menudo los musicos esta desfazados respecto al publico y esto es una de las condiciones
de la creacion de cosas nuevas y originales, sin esa distanciacion hariamos de la
musica una actividad puramente comercial, no artistica, por lo que hay que tomar
las referencias a menudo, entender que es la musica para los que no son musicos.
Con los realizadores y los directores de teatro aprendemos mucho sobre la funcion
de la musica. .
Con Béjart, he tenido una gran libertad, fui a Lausanne donde el armaba su
ballet y me dijo: "suba al escenario con los bailarines y toque lo que esto
le inspira". Yo me encontraba en mi elemento, el me dio las indicaciones sobre
la atmosfera que deseaba sin entrometerse en la musica propiamente dicha. Yo tocaba
solo, en medio de los bailarines.
Trabajamos en grandes ciudades argentinas. En la première en Buenos Aires,
en el Grand Rex, estaba toda la crema del tango. Terminamos muy tarde, en los bares
con Horacio Ferrer y Roberto Lopez, mi primer guitarrista. Yo saque el bandoenon
y reecontramos el ambiente de nuestro primer encuentro, 25 años atras. Fue
muy emocionante.
SB: Que te dio la oportunidad de grabar el CD de solo de bandoneon en el sello Signature
?
OM: Fue Laurent Valero (el tambien violonista y bandoneonista) quien me propuso,
como tambien al Cholo Montironi, grabar un CD de bando solo para Radio France. Siempre
quise tocar solo, en mi casa lo hago frecuentemente, no unicamente tango, tambien
otras musicas: jazz, musica brasilera, folklore argentino, lo que yo amo. .
En general, cuando se graba un CD, hace falta que haya una coherencia, que el Cd
sea clasificable por la critica y las disquerias (jazz, tango, musica del mundo etc....)
Por el CD de la coleccion Signature yo tenia carta blanca, y mezcle todo. La unica
unidad del CD fue el instrumento y mi modo de tocar.
SB: Como llegastes a tener la idea de grabar temas de Monk en bandoneon ?
OM: Yo habia interpretado "Monk's Mood" con el cuarteto de Arrigo Cappelletti,
descifrando su musica con el bandoneon. Encontre una adecuacion entre el sonido del
bandoneon y la atmosfera sombria y misteriosa de la musica de Monk. Monk es uno de
los grandes compositores del siglo XX, su musica va mas alla de las fronteras del
jazz, el bandoneon le da un nuevo enfoque.
Paris, 19 octobre 2004